CARNE AMATEUR: LAU 2K25Lau se identifica como una princesa. No una cualquiera, sino una princesita francesa, con todo lo que eso implica: elegancia, delicadeza y un aura de sofisticación que parece sacada de un cuento. Y oye, si lo dice ella, ¿quiénes somos nosotros para llevarle la contraria? Hoy en día, cada uno es libre de identificarse como quiera y con lo que quiera. Es parte del mundo en el que vivimos, donde la identidad ya no está escrita en piedra y las etiquetas se han vuelto tan flexibles como la voluntad de quien las lleva.
Ahora bien, esta libertad absoluta plantea una pregunta interesante: ¿somos más permisivos que nunca o estamos más locos que nunca? Porque claro, hace no tanto, decir que eras algo que no encajaba en los moldes tradicionales te convertía en blanco de miradas de extrañeza, cuando no de burlas o críticas. Hoy, en cambio, parece que vivimos en una época en la que todo vale, donde cada uno puede moldear su identidad a su antojo y esperar que los demás lo acepten sin rechistar.
Para algunos, esto es un signo de progreso, de una sociedad más abierta y menos encorsetada en normas obsoletas. Para otros, es la prueba de que estamos perdiendo el norte, de que se nos ha ido la mano con tanta libertad y que hemos cruzado la línea entre la tolerancia y la pura fantasía.
Y yo me pregunto ¿Estamos evolucionando hacia una sociedad más inclusiva o nos hemos sumergido en una espiral de relativismo donde cualquier cosa puede ser válida simplemente porque alguien lo dice?
Sea como sea, Lau es una princesa. Una princesita francesa. Y si un día decide transicionar a una emperatriz o una diosa griega, tampoco seré yo quien le lleve la contraria.
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Con amigas así, quien necesita enemigas.